lunes, 5 de marzo de 2007

En recuerdo de mi abuela




Llega un momento en la vida, en el que ese pequeño músculo que bombea continuamente en nosotros, pe para y dea de funcionar para siempre. Este viernes 2 de Marzo le llegó ese momento a mi abuela Carmen. Tras la comida... una final y última siesta. Así, tranquila y relajada le llegó el descanso eterno.

Tras una larga y no demasiado fácil vida, ha dejado de estar a nuestro lado.

A pesar de haber estado estos últimos años más alejada de ella, en la distancia me he sentido mucho más a su lado: llamadas telefónicas, cartas y dibujos han hecho que nuestra relación abuela-nieta haya ido mejorándose con el tiempo.
Mi último contacto con ella fue una postal de Sudtirol que le envié para felicitarle por su 82 cumpleaños, el pasado 19 de Febrero. Espero que la leyese y le hiciese mucha ilusión.

Un muy muy buen recuerdo que tengo de y con ella son estas pasadas Navidades, cuando junto con mi abuelo se animaron a pasar las fiestas con nosotros y con mis amigos de Austria: Matte, Manuel, Michi, Klaus y Julia. Unas fiestas inolvidables que permanecerán en mi memoria por los siglos de los siglos.

Estos últimos años ha estado viviendo en una residencia pero todos los días iba a su casa, o se daba un paseíto por el pueblo, o hablaba con sus amigas... eso era lo que a ella le daba la vida!

A ahora aquí nos quedamos los demás: mi abuelo, mi madre (y mi padre), mi tía y yo. Mi pobre abuelo desconsolado, que aún no sabe lo que va a pasar, mi madre y mi tía que aún no han asimilado del todo que mi abuela se ha ido y mi padre y yo que ... que aún no nos hemos "encontrado" en este nuevo capítulo de nuestras vidas.

Estos son mis pensamientos en estos días tan intensos que están por venir.

Tras enterarme de la noticia el viernes, me cogí un avión para Madrid. Me alegro mucho de haber tomado esta decisión ya que he vivido momentos realemente especiales e inolvidables este fin de semana.
El dolor por la pérdida de mi abuela, ha hecho que toda la familia haya permanecido unida, tratando de pensar y de recordar los buenos momentos pasados con ella.

Mi abuela, una gran mujer que siempre trató de hacer el bien: hasta con su muerte lo ha logrado: toda la familia se ha reunido; incluso yo desde Austria he vuelto para estar con mi madre y mi tía Inma.

El sábado por la mañana fui a verla: allí, tumbada en el ataud, yacía tan relajada como si estuviera dormida. Tardé mucho en atreveme a acercarme y tocarla, sentir su mano bajo la mía, su piel suave y arrugada ya no estaba cálida como siempre sino fría como el hielo. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No pude (ni quise) evitar ponerme a llorar: el saber que nunca más voy a poder volver a mi abuela, que ya no me va a regañar por llegar tarde a comer o por lo que he trasnochado, que ya no me va a contar sus batallitas de cuando era joven, que no la voy a escuchar quejarse por los dolores que tiene...

Otro momento bastante duro fue cuando cerraron el ataud: se apagó la luz, ya no había vuelta atrás.

Pero sin lugar a dudas lo peor, más duro y triste aún estaba por llegar: el entierro.

Casi todo el pueblo fue tras el coche fúnebre, de camino al cementerio. Qué momento más frío, triste y solitario; cerraron el nicho con silicona, una tapa de plástico y cinta aislante... encima la lápida de granito aún sin inscripción. A pesar de estar rodeada de gente, me sentí extremadamente sola.

Mi madre se vino abajo: nunca la había visto tan desconsolada. Me alegro de haber estado a su lado y de haber conseguido animarla un poquito.

He de agradecer a mis amigos el apoyo y cariño que me han dado en todo momento durante estos días. Empezando por su primera visita a mi casa cuando casi no me había bajado del coche, recien llegada de Austria y a pesar de que eran ya casi las 12 de la noche; continuando con el entierro y finalizando con un sábado noche difícil de olvidar! Gracias de todo corazón: es realemnte un honor para mí el contar con personas tan maravillosas a mi lado. Os quiero mucho.
No quiero olvidar a mis amigos de Austria (Malu, Michi, Matte, Klaus y Kathrin) cuyas llamadas, sms y palabras de apoyo han hecho que les sintiera muy muy cerca a pesar de la distancia.
Al resto de amigos que se han puesto en contacto conmigo a través de internet también les doy las gracias: vuestos ánimos me valen mucho!


2 comentarios:

Antona dijo...

te acompaño en tu dolor.
salu2

Beita dijo...

Gracias Antona